y ya.. .

Posted: sábado, 9 de febrero de 2013 by Underfunded . - in
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Sobrepasada por el detalle de ser detallista, me sorprendo sentada con la víspera de tantas muertes anunciadas arrugadas en el bolsillo, con la hoja en blanco, virgen, que no sabe ser llenada, con los oídos irritados por el viento que sopla suave en éste inoportuno día otoñal que me ha seguido después de la frontera de sus cuatro paredes.

Me siento en el trance de una melodía desgraciada, melancólica, apasionada, bailando.. . bailando en cada una de las teclas de un piano deprimido que no sabe como tocarlo todo, que no sabe como sucumbir  bajo mi debilitada sombra escurridiza.

Hemos tenido tanto y tanto hemos desperdiciado, que la luna sigue mirándonos con la misma cara de siempre, como un gato aullando desde un tejado lejano, agobiado por la soledad que late en el universo que hemos construido para vivir de ésto que supone un nombre olvidado, una espesa neblina que lo cubre todo con el frío de los besos ausentes.

Estamos aquí, como si ya hubiésemos estado antes, como si nos conociéramos de otras vidas que duraron lo que dura el viaje de una bala en la mira de un francotirador, estamos aquí errantes a los pies de un horizonte perplejo, de un plan mal pensado, a la merced de las consecuencias que implican 'estar', y quedarse suspendidos en el aire en mitad de la tormenta, viviendo en la oscuridad de una rayo que sigue golpeando los mismos rostros cansados. Hemos decidido quedarnos mientras hacemos las maletas a diario, como dos nómadas enamorados de lo incierto y lo desconocido, aquello que algún día se dibujo en la palma de nuestras manos como un futuro, una añoranza, un destello de felicidad en la garganta de la misma palabra. Estamos sin saber a dónde vamos, caminamos con los pies pegados a la tierra, no vaya ser que se nos olvide seguir andando, pero no llevamos comida, no llevamos cigarros, no llevamos canciones.. . no nos llevamos, por el miedo que camuflan los ojos que se han quedado ciegos y las manos que ya no se encuentran con la dulzura de lo inexplicable, hemos andado tanto, pero seguimos retrocediendo, como en un mal cuento de hadas, como en una película re contada, como en un templo de oraciones mezcladas que no son escuchadas, como dos tontos samaritanos que piensan en que lo mejor es hacer 'lo mejor', sin conocer el significado de esa palabra, dormidos, en la intensidad de no saber dejarse, en la inconsecuencia de andarse buscando tomados de la mano.

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