Sobredosis de heroína.. .

Posted: sábado, 28 de julio de 2012 by Underfunded . - in
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Con la teoría del caos bailando tap, pareciera que todo tiene orden dentro de este desastre.

Cuando ella dijo que se largaría, supe que nada volvería a ser igual

Cuando habló la otra sobre eso de la muerte, supe que la muerte no es eso que se lleva a las personas, sino aquello que se queda acá, asfixiando desde el cuello hasta los dientes, como una extraña soga tirada en el rincón del cuarto de los suicidas, esperando.

Cuando aquél tio que vive del otro lado de la ciudad me invitó unas birras, supe que ese trago tendría las tres x, o quizá más. Y con el desgarro del veneno de Shakespiere, me hice al viaje como el viaje se hizo a mi. Y reí, cerré los ojos como una maniática sobre las tablas, dando vida al papel que definiría la suya.
Cuando aquél tío acabó su trabajo, no tenía caso que buscara la ropa, de todos modos era un invierno desnudo, como la pérdida de la inocencia, o más bien de la inocencia interrumpida.

Nunca una canción había dado para tanto.

Me siento como en una película de hiperrealísmo alemán, con el silencio del ruido ambiente que apalea mis oídos - ya no lo soporto -, porque si lo notas, hasta el "hiperrealismo" es una joda, una mentira que sale de los estudios negros para adornar la única verdad que existe, todo aquello que no ha tocado el hombre. ¡Que va! en esa película a penas tengo diálogos - como mi transito por la vida -  la pluma que atesoran mis caderas para volar surcando el vértigo de la gente, o nada más para volar.

He estado pensando en la posibilidad de dejarlo todo, de buscarme una terraza que me deje ver su ventana, y a un costado un par de balas que me vuelen la cabeza. "Quiero escribir la historia más triste del mundo", no como ese tal Sabina que va por ahí con buenas rolas, rolas de monalisas que no saben si reír o llorar, pero gritan igual. Quiero escribir sobre las palabras prescritas, sí prescritas como la pizza precocida o toda la basura prehecha que luego otros "terminan", pero nunca es suficiente. Se le debe buscar el alma a la palabra, esa cosa loca, ese plus, ese que se yo que hace que ese algo sea algo para alguien. No pretendo emocionar con mis palabras, no quiero hablar sobre el amor en mis historias, no voy por los finales felices, porque no los conozco, porque aún no termino conmigo. Busco nada más ponerle piel a los momentos, que cada segundo de cada minutos de cada momento de cada escena de cada película que salga de mis venas, tenga detrás mis labios contándote al oído que al final los amantes se besan, que al final la madre sufre un accidente, que al final el esposo perverso se suicida, que al final la hermana estaba embarazada, que al final no había a quién culpar, porque mis películas no tienen mayordomos, porque lo cierto de la vida es que es una tragedia y un circo al mismo tiempo, un caleidoscopio defectuoso, un hormiguero, un persa ilegal, o como alguien dijo por ahí, el jodido infierno de otro planeta.. . y aquí estamos, tú, ella, esa y aquél. Quemándonos vivos y llorando después.


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