Mal viaje.. .

Posted: martes, 21 de mayo de 2013 by Underfunded . - in
0

Aquí huele a resaca todas las noches, pienso que el sol se ha ido a joder lejos de éste cuarto,pero me abruma pensar que puede tratarse del invierno. Mi colección de lentes de sol parece inútil en la pared del fondo, y es sofocante como pueden llegar a irritarte los cuadros que están colgando.. . parece que disvareo, pero no le encuentro explicación a la extraña oscuridad de ésta noche. Entre los escombros de mi cuarto tengo borrosas pistas de lo que ha sucedido en mi vida los últimos cinco años, los zapatos están gastados, pero lucen mejor que las vitrinas ostentosas y miserables que prometen un camino mejor hacia ninguna parte, esos tacos rotos que parece que fueran al compás de los días de mierda, como si se burlaran de ti cuando vas corriendo bajo la lluvia. Un peligro inminente.. .

No sé, desperté en un colchón de espuma hoy, estaba dormida cerca de otras gentes, el humo del tabaco salía de sus bocas como un suspiro encerrado en el sueño colectivo que todos ellos tenían. No era un carrete o algo así, era lo de siempre, nada más. Saque un papelillo para enrolar marihuana, se supone que me haría sobrevivir a esa soledad incómoda del "otro día", el despertar de una conciencia en coma. Inercia - esa es la palabra de siempre - y allí se respiraba la inercia a kilómetros de distancia. Mantuve el humo dentro, sin esfuerzo alguno mientras ponía algo de música, sentía como se dilataban lentamente mis pupilas y se me ponían vidriosos los ojos por culpa del frío, la boca seca e insaciable solo podía ser satisfecha con una de las latas de cerveza que había en la mesa. Empezaba un nuevo día, supongo, o habrá sido el mismo - vaya uno a saber - todos seguían durmiendo, especulé que era temprano, pero ya no usaba reloj y no se trataba de algo realmente importante, ¡que va!, pasaban micros, había gente fuera, podía escuchar los estúpidos tacones acelerando, la suela de los toscos zapatos varoniles pasando desapercibida por las aceras invadidas de miradas misteriosas. Podía sentirlo todo, no por la droga, ¿qué era eso, sino otra mentira?.. . una mentira piadosa, quizá, un disfraz para la fiesta de siempre, una máscara en la que dejar las profundas consecuencias de estar vivos, algo aburrido de llevar a veces, algo prestado, algo viejo, algo nuevo, algo azul... como dicen las canciones de Elvis, algo azul, sobretodo, una vida en azul como un pequeño iceberg chocando contra todo, siendo su propia lágrima afilada cayendo sobre los techos de otros - pierdo el hilo - no tengo un tema ni un motivo,solo recuerdo: sé que estuve allí muchas veces, quizá anoche fue la última, pero sé que las máscaras nunca fueron suficientes, y el silencio siempre fue tan abrumador como la nostalgia que palpita en la garganta, no sé si estaba sentada, no recuerdo muy bien como es que se llenó todo tan rápido de gente, otra vez, ya nadie dormía, ya no había gente corriendo al trabajo, solo estaba la lluvia, esa lluvia que llega de tantas partes a golpearte la ventana, a mojarte el cabello, a romperte la piel para invadirte el alma... estaba justo debajo de cada gota, y podía sentir como la electricidad me mareaba el cuerpo con sus toques divinos y sensibles, hubo allí, precisamente, en esa lluvia, un otro, una interacción profunda e íntima en la historia breve de cada gota, hubo amor, hubo tristeza, hubo sexo, hubo calma, hubo muchos cigarrillos que compartimos mientras me hacía sentir desnuda y volátil, desnuda y fuera de órbita.Pero el miedo es más fuerte, y los nudos son pequeñas trampas que no dejan volar la ansiedad...quise llorar y seguramente lo hice, llorar como solo se puede llorar cuando no se es consciente de ello, llorar como si de mis propios ojos naciera una tormenta eléctrizante, un apagón, un genocidio momentáneo, un respiro, un trance apocalítico y neutralizante, un estado de tortura pleno, interno.. . una catarsis holocaustica, si es que existe esa palabra.


Recuerdo eso del corte de luz. 


Esperé un auto junto a unas palomas friolentas que no podían volar, ellas no subieron lógicamente, yo sí, un auto que me llevara muy lejos, y caminé bajo la lluvia hasta un bar de mala muerte, entre junto a otras personas, pero el efecto del ácido era absorbente, no recuerdo haber estado allí, a pesar de que bailamos un par de canciones. En el limbo había fiesta, estuve atrapada en una dimensión de mi que hoy me busca permanentemente, en la sombra de una epifanía absurda, en un estudio de cine verde que parecía tragarme a gritos entre los gritos de todos. Reí como nunca, tantas, tantas veces que ya no fue necesario buscar la felicidad constantemente, simplemente estuvo allí, y volvía a ratos, como las cosas que se te quedan en la cabeza, esas personas, esos momentos que nunca son tuyos, los que siempre se van y sin que los llames siempre regresan.

Estuve en mi habitación por horas intentando descifrar éstas pistas sobre mi vida. Habían mujeres durmiendo en los rincones de mi cuarto, y hombres tendidos en el sofá, el baño era el fiel fracaso del arquitecto que montó el show del tiempo, ahí estaba encapsulado lo prohibido, y nunca tantos rostros fueron a dar a un excusado para largarse, nunca tanto amor pudo rebalsar las cañerías, nunca tanto miedo pudo ser pintado en las paredes, nunca tanta pasión había humedecido los cimientos de todo lo que estaba condenado a irse abajo.

Puse discos de Chuck Berry para que el sabor del ambiente se sacudiera los excesos, pero había mucha radiación en el aire, y todo parecía un manicomio de trampas. 


Pienso que ha sido intenso volar por estos tiempos, he pasado años viajando en trenes que se descarrilan, pero nunca he muerto, me gusta mirar por la ventana y ver como todo se queda atrás tan rápido y me asfixia ver como éste puto mundo redondo solo esta destinado a repetirse, ya decía Nietzsche que era eterno el retorno, y fue el demonio revelador de miserias quien hizo evidente las horas del viaje, yo no estoy preocupada de lo que va a pasar o de cuantas veces vaya uno a tener que vivirlo, no estoy preocupada de nada en realidad - es curioso - llevo un par de razones encima para no pegarme un tiro; Como dijo Manu, hay muchos cabrones que aguantar, y varios rincones donde dormir, y éste andén de calles podridas sigue siendo una selva de histeria que avanza como una puta máquina a vapor de personajes enfermos que miran por sus ventanas, que fuman cigarrillos corrientes para palear los días, que buscan en el horizonte otra mirada perdida que se les parezca, con el fin de tener una última estación en su viaje, como dijo Manu: Estación Esperanza*





0 estupideces: